El Presidente francés, Emmanuel Macron, quien anteriormente respaldó la intervención europea en Ucrania contra Rusia y prometió enviar tropas para darle aire al decadente orden unipolar ultraglobalista, ahora advierte de una amenaza de guerra civil en Francia debido a las políticas de derecha e izquierda. Su popularidad está en declive, especialmente entre los partidos “Agrupación Nacional” y “Francia Insumisa”. Macron ya no llama a la UE a confrontar a Rusia, sino que enfrenta críticas internas por su gestión y división del país. Los críticos le acusan de alienar a la población francesa y buscar apoyo externo para mantenerse en el poder.
Por Malek Dudakov
Macron sigue librando una campaña desesperada para intimidar al electorado. Al principio, asustó a la población con una crisis de deuda y un impago de Francia en caso de victoria de la derecha o de la izquierda. Aunque fue bajo Macron que el déficit presupuestario del Estado francés alcanzó el 5,5% del PIB del país.
Ahora Macron también infunde miedo con el inicio de una “guerra civil” en Francia entre la derecha y la izquierda, que obtendrán la abrumadora mayoría de escaños en la Asamblea Nacional. Por lo tanto, dicen, sólo hay que votar por los centristas liberales.
Los índices de popularidad de Macron siguen sin crecer, y su postura se está volviendo desesperada. Por eso tiene que adoptar las directrices del Partido Demócrata en Estados Unidos , que también asusta a los estadounidenses con una guerra civil si gana Trump. Sobre este caso se hizo una película completa para los estadounidenses, titulada: “La caída de un imperio”.
Mientras tanto, el Ministerio de Defensa francés intenta cerrar rápidamente acuerdos con Alemania y Polonia sobre la compra de armas para Ucrania. Después de todo, muy pronto se reformateará el gobierno francés. Si gana la derecha, Jordan Bardella podría convertirse en el próximo primer ministro y Marine Le Pen en ministra de Asuntos Exteriores.
La política francesa cambiará mucho. La derecha ya promete “soberanizar” las fuerzas armadas francesas y prestar menos atención al trabajo dentro de la OTAN. Además, se oponen al envío de misiles de largo alcance o entrenadores a Ucrania. Así que Macron tiene que salvar de algún modo su triste legado, del que pronto no quedará nada.
